Los secretos de las elecciones estadounidenses
Esta entrevista fue filmada en la Embajada de Ecuador en Londres –donde Julian Assange es un refugiado político—y retransmitida el 5 de noviembre de 2016.
John Pilger: ¿Cuál es la importancia de la intervención del FBI en estos últimos días de campaña electoral en el caso contra Hillary Clinton?
Julian Assange: Si observamos su historia, vemos que el FBI ha actuado eficazmente como policía política de Estados Unidos. Esto quedó demostrado cuando forzó la dimisión del antiguo jefe de la CIA [el general David Petraeus] por revelar información confidencial a su amante. Prácticamente nadie es intocable. El FBI siempre intenta demostrar que nadie puede evitar ser investigado. Pero Hillary Clinton ha resistido abiertamente la investigación del FBI, lo que levantó una gran indignación dentro de la institución porque hizo que pareciera débil. Nosotros hemos publicado unos 33.000 correos electrónicos de Hillary Clinton cuando era secretaria de Estado. Proceden de un lote de unos 60.000, de los cuales Clinton conservó alrededor de la mitad y nosotros publicamos la mitad de esos.
Además están los correos publicados de Podesta. [John] Podesta es el principal director de campaña de Hillary y todos esos correos están relacionados; entre ellos hay muchos sobre los “pagos por representación” (pay for play), como lo llaman, en los que se facilita el acceso de estados, individuos y empresas a cambio de dinero. [Estos correos electrónicos] combinados con el encubrimiento de los correos de Hillary Clinton cuando era secretaria de Estado [son los que] han creado el entorno adecuado para que el FBI aumente su presión.
J.P.: La campaña de Clinton aduce que Rusia está detrás de todo este acoso, que Rusia ha manipulado la campaña y es la fuente de los correos publicados por WikiLeaks.
J. A.: La campaña de Clinton ha conseguido proyectar esa especie de histeria de caza de brujas: Rusia es responsable de todo. Hillary Clinton ha declarado falsamente en innumerables ocasiones que 17 organismos de inteligencia de EE.UU. consideran a Rusia la fuente de nuestras publicaciones. Eso es completamente falso; podemos afirmar que el gobierno ruso no es la fuente.
WikiLeaks lleva diez años publicando y, en ese tiempo, hemos sacado a la luz diez millones de documentos, varios miles de una sola fuente, varios miles de distintas fuentes, y nunca nos hemos equivocado.
J.P.: Los correos electrónicos que ofrecen pruebas de que Hillary Clinton se benefició personalmente de este intercambio de acceso por dinero y de cómo se beneficia políticamente son extraordinarios. Estoy ahora pensando en el representante de Qatar que consiguió cinco minutos con Bill Clinton a cambio de un cheque de un millón de dólares.
J.A.: Y los doce millones de dólares de Marruecos…
J.P.: Ah, sí, los doce millones de Marruecos.
J.A.: Para que Hillary Clinton asistiera [a una fiesta].
J.P.: El ámbito en el que los correos electrónicos resultan más relevantes es el de la política exterior de Estados Unidos, ya que muestran la relación directa de Hillary Clinton y la fundación del yihadismo y del Estado Islámico (EI) en Oriente Próximo. ¿Puede explicarnos de qué forma los correos electrónicos demuestran que quienes se supone que combaten a los yihadistas del EI colaboraron en realidad en su creación?
J.A.: Hay un correo de 2014 dirigido por Hillary Clinton a su director de campaña John Podesta poco después de abandonar el departamento de Estado, en el que afirma que el Estado Islámico está financiado por los gobiernos de Arabia Saudí y Qatar. Se trata del correo más significativo de toda la colección, quizás, porque saudíes y qataríes han dado mucho dinero a la Fundación Clinton. Hasta el gobierno de EE.UU. está de acuerdo en que algunas figuras saudíes están detrás del Estado Islámico. Pero se supone que se trata de algunos príncipes deshonestos que utilizan su parte del dinero petrolero para hacer lo que quieren, aunque su gobierno desaprueba esta práctica.
Pero el correo electrónico niega esta excusa y afirma que son los propios gobiernos saudí y qatarí quienes han financiado el EI.
J.P.: Saudíes, qataríes, marroquís, bahreiníes, especialmente saudíes y qataríes donan todo ese dinero a la Fundación Clinton mientras Hillary es secretaria de Estado y el departamento de Estado está aprobando enormes ventas de armas, en particular a Arabia Saudí.
J.A.: La venta de armas más grande jamás realizada en el mundo se hizo con Hillary Clinton como secretaria de Estado, [y fue por valor] de más de 80.000 millones de dólares. De hecho, durante su mandato al frente del departamento de Estado el total de exportaciones de armas de Estados Unidos se duplicó, en términos de valor en dólares.
J.P.: Es evidente que, según estas informaciones, el famoso grupo terrorista conocido como Estado Islámico de Irak y el Levante o simplemente como Estado islámico (EI) habría sido creado en buena medida con dinero procedente de las mismas personas que financian la Fundación Clinton.
J.A.: Así es.
J.P.: Eso es extraordinario.
J.A.: En realidad, me da pena Hillary Clinton como persona, porque la veo devorada por sus ambiciones, hasta un punto enfermizo. Esas personas llegan a desmayarse como resultado de sus ambiciones. Ella representa a toda una red de personas y de relaciones con determinados estados. La cuestión es ¿cómo encaja Hillary Clinton en esta red más extensa? Es el engranaje central. Hay un montón de engranajes diferentes en marcha, desde grandes bancos como Goldman Sachs y los principales elementos de Wall Street hasta agencias de inteligencia y determinados individuos del departamento de Estado y del gobierno saudí.
Ella es el elemento centralizador que interconecta todos los distintos engranajes. Es la representación central de todo eso y “todo eso” es más o menos lo que detenta el poder ahora mismo en Estados Unidos. Es lo que llamamos el establishment o el Consenso de Washington. Uno de los correos más significativos de Podesta que hemos sacado a la luz explicaba cómo se formó el gabinete de Obama y cómo la mitad del mismo había sido básicamente nombrado por un representante del Citibank. Es bastante sorprendente.
J.P.: ¿El Citibank presentó una lista…?
J.A.: Así es.
J.P.: … de la que salió la mayor parte del gabinete de Obama.
J.A.: Exacto.
J.P.: Entonces, ¿es Wall Street quien decide el gabinete del presidente de Estados Unidos?
J.A.: Si en su momento seguiste de cerca la campaña de Obama, te darías cuenta de que se había acercado mucho a los intereses de la banca.
J.A.: Por eso creo que no se puede entender adecuadamente la política exterior de Hillary Clinton sin entender a Arabia Saudí. Sus conexiones con este país son muy estrechas.
J.P.: ¿Por qué se mostró tan manifiestamente entusiasmada por la destrucción de Libia? ¿Puede contarnos por encima lo que nos muestran sus correos electrónicos de lo que ocurrió allí? Porque Libia es el origen de buena parte del caos existente ahora en Siria, del yihadismo del EI y todo eso, y fue casi una invasión de Hillary Clinton. ¿Qué nos dicen los correos sobre todo ello?
J.A.: La Guerra de Libia fue, más que nada, la guerra de Hillary. Barack Obama se opuso inicialmente a ella. ¿Quién fue su máxima defensora? Hillary Clinton. Esto está bien documentado en sus correos. Había enviado a su agente favorito, Sidney Blumenthal a prepararlo todo. De los 33.000 correos de Hillary Clinton publicados, más de 1.700 son sobre Libia. No se trata de que Libia tuviera petróleo barato. Ella pretendía derrocar a Gadafi y derribar al Estado libio, ya que quería utilizarlo en su campaña para las elecciones presidenciales. Hay un documento interno de finales de 2011 encargado por Hillary Clinton titulado “Tic-tac Libia” que resume la descripción cronológica de cómo ella fue la figura central de la destrucción del Estado Libio, que provocó alrededor de 40.000 muertes en Libia; llegaron los yihadistas, llegó el Estado Islámico y todo ello provocó la crisis europea de los refugiados y los emigrantes.
No es solo que la gente huyera de Libia, huyera de Siria, que otros países africanos se desestabilizaran como resultado del flujo de armas, sino también que el propio Estado libio ya no era capaz de controlar el movimiento de personas en su interior. Libia está situada frente al Mediterráneo y durante mucho tiempo fue el corcho de la botella de África. Así que todos los problemas, los problemas económicos y las guerras civiles de África, la gente que huía de esos problemas, no llegaban hasta Europa porque Libia controlaba policialmente el Mediterráneo. El propio Gadafi fue muy claro al respecto a comienzos del 2011: ¿Qué piensan esos europeos que están haciendo cuando intentan bombardear y destruir el Estado libio? Van a provocar oleadas de emigrantes africanos y la llegada de yihadistas a Europa”. Y eso es exactamente lo que ocurrió.
J.P.: ¿Les llegan quejas de la gente preguntando: “Qué está haciendo WikiLeaks. Están intentando colocar a Donald Trump en la Casa Blanca?
J.A.: Mi respuesta es que no permitirán que gane Trump. ¿En qué me baso para afirmar eso? En que no tiene de su parte a ningún estamento del establishment, excepto a las iglesias evangélicas, si es que puede considerárselas un establishment. Pero los bancos, las agencias de inteligencia, las empresas armamentísticas… las grandes inversiones extranjeras… todos apoyan a Hillary Clinton, al igual que los medios de comunicación, los dueños de los medios e incluso los propios periodistas.
J.P.: Se les acusa de que WikiLeaks actúa en connivencia con los rusos. Hay gente que dice: “¿Por qué WikiLeaks no investiga y publica correos electrónicos de Rusia?
J.A.: Hemos publicado alrededor de 800.000 documentos de todo tipo relacionados con Rusia. La mayor parte de ellos son críticos y han sido la base de una gran cantidad de libros, casi todos críticos también. Nuestros documentos [rusos] han sido utilizados en bastantes procesos judiciales: casos de refugiados que huyen de lo que afirman es una persecución política en Rusia y que utilizan nuestros documentos para apoyar su caso.
J.P.: ¿Tiene alguna opinión personal sobre la elección estadounidense? ¿Tiene preferencia por Clinton o por Trump?
J.A.: [Hablemos sobre] Donald Trump. ¿Qué es lo que representa para los europeos o los estadounidenses? Representa a la chusma blanca estadounidense, “deplorable e incorregible” [en palabras de Hillary Clinton]. Eso significa que desde el punto de vista de la clase dirigente o desde una perspectiva urbana, educada y cosmopolita, esta gente son paletos con los que no se puede tratar. Como él representa claramente –mediante sus palabras, sus actos y el tipo de personas que acuden a sus mítines– a personas que no forman parte de la clase media ni de la clase media alta y educada, existe el miedo a ser asociados de cualquier modo con ellos, un miedo social que reduce el estatus de clase de cualquiera al que se acuse de haber ayudado a Trump sea como sea, incluyendo cualquier crítica a Hillary Clinton. Si te fijas en cómo la clase media consigue su poder económico y social, es completamente lógico.
J.P.: Me gustaría hablar de Ecuador, el pequeño país que le ha proporcionado asilo político en esta embajada de Londres. Ahora Ecuador le ha cortado el acceso a Internet desde este lugar en donde estamos realizando la entrevista, la embajada, porque claramente les preocupa su intervención en la campaña electoral estadounidense. ¿Puede decirnos por qué lo han hecho y lo que opina sobre el apoyo proporcionado por Ecuador?
J.A.: Retrocedamos cuatro años. Hice una solicitud de asilo a Ecuador en esta embajada, a causa del pedido de extradición de EE.UU. y me fue concedido después de un mes. Desde entonces, la embajada ha estado rodeada por la policía: una operación policial muy cara que el gobierno británico admite que le ha costado más de 12,6 millones de libras. Hace un año lo admitieron. Ahora han desplegado policía secreta y cámaras robot de vigilancia de diversos tipos. Es decir, se ha provocado un conflicto bastante serio en el corazón de Londres entre Ecuador, un país de dieciséis millones de habitantes, y Reino Unido, con la colaboración indirecta de Estados Unidos. Fue una decisión valiente y basada en principios de Ecuador. Ahora Estados Unidos celebra elecciones, las de Ecuador son en febrero del año próximo, y la Casa Blanca se ha acalorado como resultado de la información veraz que hemos estado publicando.
WikiLeaks no publica desde la jurisdicción de Ecuador, desde esta embajada o desde territorio de Ecuador; publicamos desde Francia, desde Alemania, desde Países Bajos y desde otra serie de países, por lo que han intentado presionar a WikiLeaks a través de mi estatus de refugiado; y esto es, esto es completamente intolerable, que estén intentando ahogar a una organización editora; intentan evitar que se publique información verdadera sobre unas elecciones que es de gran interés para el pueblo estadounidense y otros.
J.P.: Díganos qué ocurriría si saliera de esta embajada.
J.A.: Sería inmediatamente detenido por la policía británica y extraditado a Estados Unidos o a Suecia. En Suecia no estoy acusado de nada, ya he sido exonerado [por la fiscal general de Suecia Eva Finne]. No tenemos ninguna certeza de lo que ocurriría allí, pero lo que sí sabemos es que el gobierno sueco se ha negado a garantizar que no me extraditaría a estados Unidos; también sabemos que han aceptado todas las extradiciones solicitadas por ese país desde 2000. Es decir, en los últimos quince años todas y cada una de las personas que Estados Unidos ha querido extraditar de Suecia han sido extraditadas y el gobierno se niega a garantizarme que eso no va a ocurrir.
J.P.: La gente suele preguntarme cómo lleva el aislamiento en este lugar.
J.A.: Mire usted, uno de los mejores atributos de los seres humanos es su adaptabilidad y uno de sus peores atributos es su adaptabilidad. Se adaptan y empiezan a tolerar las agresiones, se adaptan a participar ellos mismos en agresiones, se adaptan a la adversidad y siguen adelante. Así que en mi situación… francamente, me siento recluido; este [la embajada] es el mundo… visualmente es el mundo [para mí].
J.P.: Es el mundo sin sol, entre otras cosas, ¿no?
J.A.: Es el mundo sin sol, pero hace tanto que no veo el sol que ni lo recuerdo.
J.P.: Claro.
J.A.: Así que, claro, te adaptas. Lo que más me molesta es que mis hijos pequeños también tienen que adaptarse. Se adaptan a estar sin su padre. Eso es algo muy duro que les ha sido impuesto.
J.P.: ¿Se preocupa por ellos?
J.A.: Sí, me preocupan; y me preocupa su madre.
J.P.: Algunos podrían decir, “bueno, ¿por qué no acaba con ello y simplemente sale y permite que le extraditen a Suecia?
J.A.: La ONU [el grupo de trabajo sobre Detenciones Arbitrarias de la ONU] ha investigado toda esta situación. Dedicaron dieciocho meses para presentar una demanda judicial formal. Yo y la ONU contra Suecia y Reino Unido. ¿Quién tiene razón? La ONU llegó a la conclusión de que estoy sufriendo una detención ilegal arbitraria, privado de mi libertad y que lo sucedido no es conforme a las leyes británicas ni suecas y que esos países tienen que obedecer. Es una agresión ilegal. Es la ONU quien ha preguntado formalmente: “Qué está pasando aquí? ¿Cuál es vuestra explicación legal? [Assange] dice que deberíais reconocer su asilo”. Y Suecia responde a la ONU diciendo: “No, no vamos a reconocer el veredicto de la ONU”, con lo que dejan abierta su posibilidad de extraditarme.
Me parece absolutamente increíble que la narrativa de esta situación no se exponga públicamente en la prensa, porque no se corresponde a la narrativa del sistema occidental. Y sí, Occidente tiene presos políticos, es una realidad, no soy solo yo, hay un puñado de otras personas que están en el mismo caso. Occidente tiene presos políticos. Es evidente que ningún Estado acepta que las personas que tiene encarceladas o detenidas por motivos políticos sean presos políticos. No les llaman presos políticos en China, no les llaman presos políticos en Azerbaiyán y no les llaman presos políticos en Estados Unidos, Reino Unido o Suecia. Ese tipo de autopercepción es absolutamente inaceptable.
J.A.: En mi situación, tenemos un caso, el caso sueco, en el que nunca se me ha llegado a acusar de ningún delito, en el que ya he sido exonerado [por la fiscal general] y declarado inocente, en el que la propia mujer [la presunta víctima] declaró que había sido un montaje policial, en el que la ONU afirmó oficialmente que todo el asunto es ilegal, en el que el Estado de Ecuador también investigó y decidió que era merecedor de asilo. Esos son los hechos, pero ¿cuál es la retórica?
J.P.: Sí, es diferente.
J.A.: La retórica pretende, pretende constantemente que he sido acusado de un delito sin mencionar nunca que ya he sido exonerado, sin mencionar nunca que la propia mujer dijo que había sido un montaje policial.
[La retórica] está intentando evitar la verdad: que la ONU dictaminó formalmente que todo el asunto es ilegal, sin ni siquiera mencionar jamás que Ecuador realizó una valoración formal mediante procesos formales y averiguó que sí, que efectivamente estoy sometido a persecución por parte de Estados Unidos.
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Fuente: http://www.counterpunch.org/2016/11/04/the-secrets-of-the-us-election-julian-assange-talks-to-john-pilger/